El uso de la Toxina Botulínica para tratamiento de las arrugas es algo muy usual actualmente.
El mecanismo de acción de la toxina es provocar una parálisis parcial, temporal y selectiva de algunos músculos de la cara. Al producirse esta parálisis la formación de arrugas disminuye considerablemente y por lo tanto la apariencia de la piel facial mejora mucho. Además al evitar ese movimiento se produce una liberación de la acción de otros músculos que “elevan” las estructuras de la cara. Así podremos modificar la posición de las cejas, punta de la nariz, comisura de los labios etc. Su aplicación es relativamente sencilla, se pueden hacer algunos métodos para disminuir la molestia de la inyección. El efecto inicia 24-48 horas después de la aplicación y se establece en las siguientes 2 semanas. El efecto prevalece por 4-6 meses.